DEPRESIÓN INFANTO-JUVENIL

 

¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN?

La depresión de los niños y adolescentes es similar a la de los adultos, presentando únicamente pequeñas diferencias que se dan en función de la edad, y que se mostrarán a continuación.

Existen una serie de conceptos relacionados pero diferentes que usamos indistintamente:

  1. Tristeza Normal: Sentirse triste o abatido es una condición muy frecuente en todos los seres humanos (niños y adultos).
  2. Depresión como Síntoma: La tristeza normal se convierte en síntoma si se da con mucha frecuencia y mucho tiempo (casi cada día, la mayor parte del día, tan intensa que llora exageradamente casi por cualquier cosa).
  3. Depresión como Síndrome: Conjunto de síntomas que aparecen y desaparecen conjuntamente y que suele estar formado por los síntomas de tristeza, irritabilidad, pérdida de interés, fatiga, sentimientos de inutilidad y culpabilidad, enlentecimiento psicomotor, insomnio, ideas de suicidio, falta de apetito, pérdida de peso y dificultad para concentrarse.
  4. Depresión como Trastorno: Síndrome depresivo para el cual hay especificados parámetros de duración (2 semanas), gravedad (5 síntomas y malestar), curso o historia natural (cambio respecto al funcionamiento previo), funcionalidad (deterioro social, escolar, etc.), y además se descartan otras posibles causas.

 

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE UN NIÑO DEPRIMIDO?

A la hora de diagnosticar la depresión infantil, existen numerosas dificultades derivado de la falta de unidad en la utilización del término depresión, el desarrollo o etapa evolutiva por la que atraviesa el niño, el rendimiento intelectual y características emocionales, y la incapacidad de los niños, sobre todo los más pequeños, para expresar sus estados de ánimo.

A continuación adjuntamos una tabla donde se reúnen los distintos síntomas depresivos y cómo se presentan en función de la edad del niño:

 

SÍNTOMA DEPRESIVO Niños pequeños (hasta 6 años) Niños mayores

(6-12 años)

Adolescentes

(13-18 años)

Estado de ánimo triste/irritable Irritabilidad (rabietas, conductas destructivas y tristeza ) Tristeza Tristeza, variabilidad, irritabilidad (malhumor, ira, rebeldía )
Anhedonia (incapacidad para experimentar placer) Menos juegos con amigos Aburrimiento Pasotismo
Cambios de apetito/sueño Problemas con las

comidas,

pérdidas de apetito,

no ganancia/pérdida de

peso, engullir

Pérdida de apetito, ganancia lenta de peso, pérdida de peso, comer en exceso, obesidad
Cambios en el patrón de sueño Pesadillas, terrores

nocturnos,

resistencia a irse a la

cama,

insomnio intermedio

Insomnio, hipersomnia
Lentitud/agitación psicomotora Menos actividad física Hipomotilidad, agitación
Cansancio, fatiga, falta de energía
Menos actividad física Hipomotilidad, agitación
Fatiga o pérdida de energía Cansancio, fatiga, falta de energía
Sentimiento de inutilidad/culpa “Tonto”, preocupación por el castigo/fracaso Baja autoestima, autodesprecio, autoagresividad, autocrítica, sentimientos de culpa Preocupación por la imagen corporal, baja autoestima, autodesprecio
Concentración disminuida o indecisión Problemas atencionales Menos pensamiento abstracto, indecisión
Pensamientos sobre la muerte, ideación/conductas suicidas Autoagresiones en la cabeza, arañazos, tragarse objetos, mayor riesgo de lesiones Ideas/planes/intentos de suicidio Ideas, planes e intentos de suicidio; suicidios violentos

 

 

Para detectar la depresión infantil tendremos que tener en cuenta la etapa de desarrollo en la que se presenta, ya que, aunque se puede dar en todas las edades, un niño pequeño no podrá verbalizar su estado y se expresará con conductas de hiperactividad o retraimiento, mientras que los más mayores podrán expresar más claramente lo que les sucede.

Por ello, son los adultos más cercanos al niño (padres y profesores), las mejores fuentes de información, ya que prestan atención a ciertos comportamientos que persisten e interfieren en su rutina habitual.

¿QUÉ SINTOMAS ENCONTRAMOS EN UN ADOLESCENTE DEPRIMIDO?

Debemos tener presente qué síntomas son los más frecuentes de este trastorno en la adolescencia, por orden de prevalencia:

- Estado de ánimo triste: Que rara vez se reconoce abiertamente, pero viene expresado por la falta de interés, de entusiasmo o de placer (abandono de tareas escolares, de relación social, de actividades lúdicas), Conducta de retraimiento y aislamiento.

- Pérdida de interés: Probable reflejo del ánimo alterado, el adolescente se encierra, se queda perplejo, no comunica, parece no interesarle nada, no puede divertirse. No obstante, puede romper su cerrazón con explosivas manifestaciones de impulsividad, de rabia y de hiperactividad desordenada.

- Ideas de indignidad y de culpabilidad: Referidas con frecuencia a la escolaridad o relaciones sociales.

- Dificultades para dormir: Dificultades para conciliar el sueño, despertares nocturnos, somnolencia matutina, “inversión” del ritmo sueño-vigilia.

- Crisis de llanto: Desencadenadas por un estado de ánimo, por ideaciones o cuestiones fútiles.

- Dificultades escolares: Consecuencia del desinterés, la falta de ilusión, de concentración y atención, la pérdida de “competitividad”.

- Ideas de muerte: Desde pensamientos de inutilidad de la vida hasta francos deseos de muerte o suicidio.

- Tentativas de suicidio.

- Trastornos de conductas alimentarias: Abandono de hábitos alimentarios habituales, pérdida de apetito e interés por la comida, atracones bulímicos, vómitos provocados.

- Enlentecimiento psicomotor: Aunque su aparición es menos frecuente en el adolescente que en el adulto, su existencia es casi patognomónica de trastorno depresivo: gestualidad enlentecida, inexpresividad facial, menor fluidez y empobrecimiento ideativo-verbal, ensimismamiento, ideas fijas.

- Dificultades de atención: Calificadas a menudo de “pereza”, existen trastornos de la atención y de la concentración que, lógicamente, inciden en los rendimientos intelectivo-cognitivos.

- Sensaciones de fatiga: Fatiga, cansancio, pérdida de energía, “estar tumbado todo el día sin hacer nada”.

- Agitación, irritabilidad, crisis de nerviosismo: Inquietud, malhumor, conflictividad, explosiones de cólera, expresión de la ansiedad y angustia generada por el propio trastorno depresivo.

- Ansiedad, angustia: En el trastorno depresivo mayor el conjunto de estos síntomas es persistente y fijo; aquí no ocurren los cambios bruscos ni existe influenciabilidad externa: las manifestaciones depresivas recuperan rápidamente su protagonismo.