Ansiedad

La ansiedad es una respuesta emocional compleja, que aparece cuando percibimos una amenaza, real o imaginada, para nuestro bienestar físico o emocional. Cuanto menor sea la percepción de control sobre la amenaza o la posibilidad de superarla con éxito, mayor será la ansiedad que sentimos.

Los problemas de ansiedad son muy frecuentes en la sociedad actual, pero ansiedad no es sinónimo de trastorno o de psicopatología. De hecho, en muchas ocasiones, la respuesta de ansiedad es necesaria para el bienestar, la supervivencia y la consecución de objetivos. Por ejemplo, si no nos preocupara aprobar un examen y no sintiéramos cierto grado de ansiedad ante las consecuencias de suspenderlo, no estaríamos motivados para estudiar, por lo que el suspenso sería seguro o, como mínimo, muy probable. El problema aparece cuando el nivel de ansiedad es tan elevado que nos bloquea y nos impide estudiar o nos deja “la mente en blanco” ante el examen.

Si hablamos de ansiedad patológica, puede manifestarse de varias maneras, y todas requieren tratamiento:

Fobias: temores irracionales ante objetos o situaciones concretos (miedo a volar, a los ascensores, a los perros…)

Ansiedad generalizada: angustia incontrolable durante la mayor parte del día.

Obsesiones: pensamientos repetitivos intrusivos sobre los que parecemos no tener control o rituales (“manías”) que nos generan malestar e interfieren con la vida cotidiana, pero que no podemos detener.

Ataques de pánico: ansiedad muy elevada en momentos concretos (sensación de ahogo, de que se nos va a parar el corazón, de que nos vamos a desmayar o a “perder la cabeza). Más información aquí.

Estrés postraumático: estrés como consecuencia de haber vivido o presenciado un hecho traumático.

Técnicas de relajación

Muchas veces, las molestias que sentimos, tanto psicológicas, como físicas (dolores de cabeza recurrentes, tensión muscular, contracturas musculares, dolores de estómago, malas digestiones, insomnio…) tienen que ver con lo complicado que resulta en la sociedad actual relajarse y tomarse unos minutos (no se necesita más) para desconectar.

Hay muchas técnicas que te permiten relajarte, tanto en casa, como en la calle, en el trabajo… sin necesidad de que nadie se dé cuenta de lo que haces ni de dedicarle muchísimo tiempo. Unos minutos al día pueden marcar una gran diferencia.

Uno de los servicios que te ofrezco es enseñarte algunas de estas técnicas y ver cuáles se adaptan mejor a tu situación y a tu personalidad. ¡Pruébalo y notarás la diferencia!